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La hernia de hiato es un desplazamiento de la boca del estómago. Esta se desplaza hacia arriba, desde el abdomen al tórax, cruzando el músculo del diafragma que separa los dos compartimientos.
Cuando ingerimos alimentos estos pasan de la boca al esófago, situado en el tórax y de este pasan al estómago, situado en el abdomen. El tórax y el abdomen están separados por el músculo del diafragma, en el cual tiene un agujero (hiato) que permite la comunicación entre el esófago y el estómago.
El hecho de que el estómago ascienda facilita el reflujo gastroesofágico, es decir, que el contenido del estómago vuelva al esófago. El esófago no esta preparado para recibir estas substancias que han aumentado la acidez en el estómago, entonces, se irrita y provoca síntomas.
El reflujo puede aparecer sin haber hernia de hiato, es necesario diferenciar las dos situaciones, pero el tratamiento podría ser similar, dado a que se dan los mismos síntomas.
Ambas situaciones, hernia de hiato y reflujo gastroesofágico se tienen que tratar porque sino pueden evolucionar y causar inflamación o irritación del esófago (esofagitis) o incluso, gastritis o úlceras de estómago. Estas irritaciones pueden causar cicatrices en el esófago dificultando el paso de los alimentos y generando dolor.
Si la situación se agrava y las cicatrices perduran se podría llegar a desarrollar cáncer de esófago. Entonces, es muy importante tratar esta condición y reducir el reflujo gastroesofágico.
Todos los consejos y recomendaciones sirven como pauta general para mejorar la sintomatología y reducir los problemas asociados a esta condición. Aún así, como especialistas en este tema creemos necesario el seguimiento de un profesional que pueda estudiar tu caso, ver las particularidades y adaptar un plan nutricional en función a tus preferencias, horarios y tolerancias.