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El colon irritable o síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno funcional digestivo que provoca dolores abdominales y cambios en el tránsito intestinal.
Se manifiesta con dolor, distensión abdominal y trastornos en el tránsito intestinal, como la diarrea, estreñimiento o ambas condiciones. En estos casos el control de la dieta es imprescindible para evitar el dolor y malestar y poder seguir con una vida normal.
Seguro que muchas veces habréis podido observar como el estado de ánimo o los nervios han afectado a vuestro tránsito o secreciones intestinales. Por ello, en la mayoría de las situaciones, el estrés podría agravar el problema.
Desequilibrio de la microbiota intestinal: aumento de Escherichia coli y disminución de bifidobacterium y lactobacillus.
Es necesaria una individualización y personalización ya que algunas personas presentan únicamente estreñimiento, otras diarreas o combinación de ambas. Por lo tanto, el tratamiento será diferente para cada persona.
Esta condición puede conllevar a intolerancias personales (no son lo mismo que las alergias alimentarias). Se recomienda evitar cítricos, cebolla, chocolate, huevos, gluten, cafeína y alcohol.
Gluten: las personas intolerantes al gluten o con cierta sensibilidad al mismo, deberían excluir el gluten de la dieta, pero en personas que no presentan estas condiciones no seria necesario.
Las iniciales hacen referencia a que es una dieta baja en oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos fermentables y polioles. Estos algunas veces no se absorben en el intestino delgado y llegan al intestino grueso. Allí las bacterias naturalmente presentes las digieren/fermentan y provocan distensión abdominal u otros síntomas ya mencionados.
Podría ser útil para el tratamiento. La Universidad de Monash ha establecido para grupos de alimentos cuales tienen un contenido más elevado en FODMAPs y cuales se podrían consumir en una dieta baja en FODMAPs.
A parte del contenido en FODMAPs de los alimentos también es necesario vigilar la inulina o algunos aditivos como la carragenina clasificada como E407 o la presencia de FODMAPs como excipientes en algunos fármacos o suplementos.
Aún así, esta dieta podría no ser útil para algunas personas con SII.
Así bien, como especialistas de la nutrición creemos necesario un seguimiento por parte de un gastroenterólogo y un dietista-nutricionista para valorar de forma individual tu caso y pautar una dieta ajustada a tus necesidades.
Así mismo, desde la consulta recomendamos la práctica de ejercicio, ya que ha demostrado reducir los síntomas. Se ha visto que en algunos casos podría ser útil la suplementación con vitamina D, cúrcuma, probióticos y/o aceites esenciales.